¡¡Qué ganas de Gastromarketing teníamos!! Los que estuvimos en la edición de 2013 estábamos deseando repetir la experiencia y, aunque no ha sido durante el año muy comunicada en redes sociales, nos llevamos una alegría sabiendo que habría Gastromarketing.
La idea es buena: crear un foro en el que el se hable del marketing como una herramienta imprescindible para la rentabilidad y supervivencia de los restaurantes. Como diría el castizo: ¡¡eso es así!! Porque sin marketing y sin gestión empresarial, el sector seguirá siendo una merienda de negros en la que cada uno hace las cosas a su manera. El problema está en que no hay tanto ponente en España que esté especializado en este campo, que está en pañales comparado con el marketing deportivo o el farmacéutico.
Lo mejor de este Gastromarketing
Málaga tan acogedora como siempre y con varios estamentos y empresas locales volcados en el evento. Poco a poco, se está convirtiendo en una referencia Gastro a nivel nacional.
La idea del evento y las ganas del equipo organizador. Poco más que añadir. Una gente encantadora muy volcada en este proyecto.
El descubrimiento de Diego Gallegos. El chef del caviar se metió en el bolsillo a la concurrencia en una charla llena de carisma y chispa. La visita a su restaurante Sollo (Benalmádena) se hace imprescindible.
La presentación de Dstage, el nuevo proyecto que nos avanzo Diego Guerrero en el que se lanza en solitario a crear un multiespacio de 300 m2 en el barrio de Justicia de Madrid en el que mete al cliente dentro de su cocina, literalmente. Tiene alma. Igual que su videoclip de presentación. ¡¡Inspirador!!
Las ponencias de Diego Coquillat y de Pancho Campo sobresalieron dentro del programa del evento. Tengo devoción por Coquillat, es el único que ha “bajado a los fogones” de un restaurante y sabe de lo que habla continuamente. Hay mucho tuercebotas que va de gurú y no sabe lo que es montar un restaurante. Y el tema del centro del dolor y las endorfinas de Pancho Campo nos dejó a todos con la boca abierta y ya está en mi fondo de armario.
Lo peor
Demasiada ponencia de cocineros contando su experiencia personal que ¡vale! pueden servir de inspiración a otros cocineros o empresarios Gastro pero no pueden ocupar la mayoría de las ponencias del evento.
El recinto era demasiado frío y destartalado. Un teatro en fase de reformas todo lleno de pintores. El Museo Picasso de 2013 molaba mucho más.
La ¡¡¡WIFIIIIII!!! Para organizar un evento tan mobile como éste y tan contable al exterior no se puede elegir un local sin wifi. Y, para colmo, la 3G o 4G, para algunos, casi no llegaba al patio de butacas. La repercusión en redes sociales podría haber sido mucho más amplia dotando al local de wifi y de regletas para cargar su smartphones y tablet. Había dos enchufes al inicio del patio de butacas que estaban más cotizados que las cervezas Victoria del networking.
La mesa de los periodistas gastronómicos que iba a tener 3 participantes y se quedó con 2. Además, no puede pedir la colaboración de bloggers, tuiteros, ni animar a la viralización del evento y luego poner en duda la valía del mundo foodie 2.0.
Resumiendo, el evento se hace un poco largo para ser de dos días pero la sensación general es de que es uno de los pocos eventos de tema Gastro por los que merece coger un tren, dos noches de hotel y salirse un poco de la endoamia madrileña.
¿Gastromketing 2015? ¡Allí estaré! Id preparando esos espetos 😉