Todo españolito medio, en algún momento de su vida, dice esta frase. Sobre todo, en las reuniones de amigos. Antes de la crisis, esta frase también se escuchaba entre los constructores, famoseo y nuevos ricos del pelotazo, pero ahora observo cierta tendencia a usar esta frase en reuniones de amigos. Amigos que, por otra parte, nunca han pertenecido al sector.
Son gente que nunca se imagina el trabajo que puede tener el montar y hacer rentable un restaurante pero que, cuando empiezan, te sueltan esa frase lapidaria y llena de razones (a su entender): ” Yo, de montar restaurantes no tengo ni idea, pero de comer sé un montón”. Sorprendentemente, se quedan tan anchos.
Igual que a ninguno de nosotros se nos ocurriría montar una fábrica de cemento por nosotros mismos y sin saber nada del sector, a NADIE se le debería ocurrir la genial idea de montar un restaurante sin saber nada del sector o sin buscar asesoramiento profesional. Las posibilidades de éxito sin asesoramiento son muy escasas.
La hostelería es un sector muy sacrificado, lleno de altibajos, de problemas y de gente informal… Pero la sensación de abrir las puertas de tu restaurante y dar de comer a gente cada día es impresionante.
Abrir un restaurante es una de las aventuras más bonitas y gratificantes en las que te puedes embarcar pero hay que hacerlo con cabeza.
Moraleja: saber combinar de forma magistral una corbata con una camisa no quiere decir que seas un experto en corte y confección.
Nota para entendidos: este post parece muy obvio pero su incumplimiento es la base de cientos de negocios cerrados, de ilusiones rotas y de dinero perdido.